¿Por qué la gente vota a José Alperovich? ¿Qué demostró en estos tiempos? ¿Qué le ven? Carlos Muiño enuncia las preguntas y también una sentencia: "es obligación de la oposición analizarlo". Locuaz y memorioso, el dirigente radical repasó anécdotas y lanzó conceptos. Criticó e hizo autocrítica. Reflexionó e invitó a repensar la política provincial. Fustigó los roles de la Justicia y de la Legislatura y calificó la realidad institucional de la provincia como un "simulacro de democracia". -¿Cuándo comenzó a participar en política?-Mi padre era un hombre de la UCR. En mi casa se hablaba de política de noche y de día. Hay casos en lo que no ocurre lo mismo. Por ejemplo, el hijo de Ricardo Balbín odiaba la política. Me lo dijo una vez subiendo en un ascensor mientras íbamos al estudio de sus padres.

-¿Qué le dejó la convención constituyente del '90?

-Como todo acto político, tiene sus cosas positivas y negativas. Lo negativo fue la enorme preponderancia republicana. Su líder, Antonio Bussi, decidió tener 33 convencionales, de mano, como si fueran los puntos para el envido.

-¿Cómo ve la intención actual de reformar la constitución?

-El único objetivo es la reelección indefinida. Es poder y más poder y no hay nada más pernicioso para las instituciones que esas ambiciones desmedidas de poder. Una cosa es la democracia y otra, el simulacro de democracia. Cuando hacemos el simulacro de la democracia no llamamos a licitación, entregamos la suma del poder público a alguien para que disponga del dinero y lo hace como si fuera de su concesionaria. Hay denuncias que no avanzaron ni un centímetro ni lo harán. -¿Cree que hay impunidad?-Con este Gobierno está garantizada.

-¿Considera que tiene que ver con que este gobierno nombró la tercera parte del Poder Judicial?

-Puedo nombrar todo el Poder Judicial y no proponerme burlar la ley ni confeccionar un sistema que permita la corrupción. Por ejemplo, el sistema DAU es el que permite la corrupción. Es una ponzoña al sistema democrático, eso hace que pueda decir con toda tranquilidad que en Tucumán no existen los valores republicanos. -¿Cómo lo ve a su partido?-Para hablar con franqueza, lo que hoy nos falta son cuadros políticos. Precisamente, estoy conformando un comité por propuesta de Rubén Chebaia, para conformar una suerte de escuela política, pero en serio. Hay que estudiar la historia argentina, el origen de los partidos políticos... A la política argentina le falta mucho por andar. Los radicales tenemos que reparar nuestros errores y volver a la vieja mística, esa de que más importante que el hombre es el partido.

-Pero Juan Casañas fue electo diputado sin ser un cuadro político. Viene del sector agrario...

-Casañas es el resultado de una alianza con los sectores rurales por la lucha contra la resolución 125 (2008).Se forjó una suerte de alianza que creo que ya no existe. Primero, porque el sector agrario no tiene convicciones unívocas en materia ideológica y segundo, un sector de la producción no puede constituirse en un partido. No es bueno. Me suena a fachistoide. No me gusta. Fue una contingencia que se dio de manera excepcional y que logró enfrentar a un kirchnerismo casi imbatible. -¿Cómo será el año electoral del radicalismo?-La tarea nuestra es la de mejorar. Veremos si logramos conseguir el segundo diputado (se renuevan cuatro bancas).

-¿Qué características tiene que tener un candidato de la UCR?

-Debe tener la confianza de la gente. Para mi sería una gran sorpresa si el alperovichismo seguiría gozando de la confianza de la gente, pese a todo lo que está viviendo ahora. Habría que repasar varias cosas de filosofía política...

-¿Qué opina de Alperovich?-Un pragmático. Un recién llegado a la política que cree que la Corte es un asesor del Ejecutivo. -¿Y de la Presidenta?-Una gran oradora. Pero también una gran confrontadora de las posiciones que defendía.